Publicado: 20 de Julio de 2018
El verano avanza y las prisas por conseguir un bronceado intenso o los abusos por no cuidarnos de la forma correcta bajo el sol pueden pasar factura en forma de quemaduras solares.
Como señala Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional, “el daño ocasionado por las quemaduras solares consiste en un exceso de oxidación que produce la muerte de los queratinocitos, las células predominantes de la epidermis, la capa más superficial de la piel. También se producen una serie de cambios a nivel genético que, a la larga, son los responsables del cáncer de piel”.
Existe una relación directa entre el cáncer de piel y las quemaduras acumuladas a lo largo de la vida. En este sentido, como apunta la especialista, “el uso de fotoprotectores en áreas fotoexpuestas en los primeros 20 años de vida reduce en un 85 por ciento el riesgo de padecer cáncer de piel”. Además, a largo plazo las quemaduras también producen el envejecimiento prematuro de la pie, la aparición de manchas y arrugas.
Las personas más propensas a sufrir quemaduras son aquellas que tienen un fototipo claro, es decir, piel, ojos y peloclaro. También, como afirma Truchuelo, “es muy importante vigilar la medicación, puesto que determinados fármacos pueden ser fotosensibles”. Además, las quemaduras son más típicas en las primeras exposiciones solares del verano ya que, posteriormente, la piel se va defendiendo. Con los bebés es necesario tener especial precaución: “Se debe evitar la exposición solar hasta los 12 meses y, posteriormente, utilizar siempre protección solar alta”.Seguir leyendo